19.4.05

Xax

"Oooops!", dijo Xax, el robot, y extendió su extremidad articulada para sacar la esponja que había caído al fondo de la tina.
Xax era un state-of-the-art en cuanto a robots. De última generación. Con pila atómica de cesio, garantía para tres mil años y capacidad de quinientos trillones de decisiones por segundo. Sus dueños estaban encantados con él pues hacía de todo.
Pero había algo en especial que a Xax le gustaba hacer - bañar a la señora. Y no sabía por qué. Por algún misterio bio-electrónico el contacto de esa piel tersa producía una vibración extraña en sus sensores. Cuando ella salía de la tina para que Xax la secara con aire caliente, su imagen causaba chispitas azules en cuatro contactos de memoria.
Y a la señora le agradaba Xax: era cuidadoso, paciente, meticuloso, su envoltura de piel sintética era suave y cálida. Además, era un robot, un ser sin vida real, animado por computador. Por lo tanto hacía el trabajo de jabonarla, secarla, encremarla y masajearla sin la mirada intencional de un hombre o la desidia de una mujer. Era como si estuviera sola.
Para el robot tales vibraciones y cortocircuitos eran intrigantes. No lograba entender qué le pasaba cuando percibía su perfume en el aire. O por qué en las noches hubiera querido permanecer junto a ella en vez de reordenar sus archivos de memoria, solo, en su cubículo de mantención.
Xax, que siempre le llevaba desayuno a la cama, desde hacía dos semanas agregaba una rosa recién cortada al lado del café. Desde hacía una semana, la despertaba con sonetos de Shakespeare.

Mañana de primavera y las ventanas de la casa están abiertas. Hora del baño. Mientras la ayuda con el shampoo y el jabón, los circuitos de Xax están al rojo y las bases de datos giran sin parar de tantas órdenes contradictorias. El robot se siente torpe y confundido.
En el momento en que ella sale del agua, una brisa helada entra desde afuera y la piel de la mujer tiene un cambio que Xax conoce: sus vellos dorados se levantan y la mujer se estremece - frío! El robot quiere ayudar y rapidamente detecta la zona de ella más afectada por la baja de temperatura. Así es como cubre suavemente con sus manos tibias los pezones de la señora. Cuando Xax levanta los sensores de imagen y la enfoca, ve que la mujer tiene los ojos cerrados y exclama, "Oh, Xax..." - Lo que ocurre después el robot ya no puede controlarlo.

Han pasado dos años. La señora y Xax son felices. Pero el robot ha detectado algo que antes no sabía: los humanos envejecen y mueren. Y él no tiene vida sin la señora. Por lo tanto ya ha preparado todo en el subterráneo: la incubadora, los medios de cultivo, los catéteres y el microscopio.
Esta noche, después de cepillarle el cabello tomará varias hebras rubias del cepillo y las llevará abajo. Ha calculado que en ellas hay suficiente ADN como para iniciar el clon.

8 comentarios:

Ángel mutante dijo...

Clon!!
Clon!!!
Clon!!!
Clon!!
Y sonaron las campanas anunciando al nuevo robot!!!
O el ruido de las cacerolas de señoras que golpeban protestando contra la falta de vitamina P...
Simpatiquito el robotito de Doc.
Besitos clonados de exégesis más tierna.
Chaooo.

Cpunto dijo...

hay una piel que gravita entre la realidad y la espuma, entre la suavidad y los laberintos de mil interconexiones,

tocas la pantalla, a veces, crees sentir su suavidad,

C.

unsologato dijo...

Si bien el proceso de robotización avanza, tratamos de convertirnos en autómatas del amor y la belleza, aunque fracasemos en el intento, logramos despistar por algunas décadas al Gran Robot de la Civilización.
Felino el abrazo!!!

gonzalvo dijo...

Me quito el sombrero una vez más por este y por los anteriores textos!

No me olvido de los amigos, solo que ando liado y no paro!...pero te sigo para de vez en cuando, tenerte envidia y afecto al mismo tiempo!

Un abrazo grande!

Jorge

Aldea Diaguita dijo...

Isaac Asimov se sacude en su tumba, ten cuidado que t epuede venir a penar por las noches para robarte tu cuento.

Hans Lazzaro dijo...

Querido Doc: tu cuento me recordó el film "El Hombre Bicentenario", donde un robot, movido por el amor, se esfuerza para ser un androide, y después para intenta ser humano. Pero solo para en esa lucha de llegar al límite de la tecnología cuando se da cuenta de que para ser realmente humano es necesario poder morir. Somos parte de un mágico y inexplicable proceso de nacimiento y muerte, sin el cual no podríamos ser felices. Mejor que perpetuarse es saber morir bien... y a tiempo.

Saludos Doc!! Muy buen cuento!

franhilz dijo...

Gracias amigos por tanto elogio,

La humanización de la tecnología es re super importante para mí.
El progreso, la tecnología en general - a pesar de que nos traido un mundo mejor (claro, muchas veces pagando un precio, no hay nada gratis) ha 'gozado' siempre de la mala propaganda que le hacen desde muchos lados.
Agrego mi granito de arena en favor de la tecnología con este cuentecito.
Estamos a las puertas de un mundo totalmente nuevo - las bio-máquinas ya están aquí, sólo falta un proceso barato de producción... ya alguien se encargará de eso.
Y habremos dado un paso más en esta loca evolución - compartiremos el mundo con un sinnúmero de seres mitad vivos-mitad máquinas.
Los racismos clásicos contra negros, chinos y gitanos quedarán pálidos frente a la ola de protestas y apocalipsis que nos profetizarán cuando empiece a aparecer esta nueva especie de seres sobre el planeta.
Pero ya sabemos como es el hombre - le tiene miedo a todo... hasta que se acostumbra.

Abrazo con tutti a nuuestros próximos nuevos vecinos, robots, goos, bio-máquinas o como quieran llamarlos. Habrá uno que otro problema, pero en general, nos ayudarán bastante en nuestra evolución a convertirnos en humanos.

Si alguien los mirará con otros ojos después de leer "Xax" - el relato habrá cumplido su objetivo.

Anónimo dijo...

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