9.4.05

Carrusel de máscaras día y rostros noche

Dedicado al Ángel Gárgola, a su eterna metamorfosis de caracol y murciélago

Imaginemos esto: Se despierta y todo es blanco, sin sombras. Se levanta y después de bañarse y vestirse se para frente al espejo, abre el primer cajón y observa las doce máscaras ordenadas meticulosamente.
Las mira una por una, esperando que una de ellas le haga la señal que le indique que hoy debe llevar específicamente esa y no otra.
En el silencio blanco sin sombras, la tercera de la izquierda lanza un destello, un reflejo callado y pasajero, como si un cometa hubiera pasado por el cielo de la habitación. Es la señal. La coge y va a ponérsela cuando se percata que no se ha sacado la máscara con que durmió.

Imaginemos otra escena: Enciende la luz blanca sin sombras del baño y abre la ducha. Solamente el agua fría. La llave del agua caliente se jodió hace doce años. Una vez al mes trata de moverla, sin lograrlo. Son doce intentos al año, durante doce años.
Esta mañana se quita el pijama y se mete bajo el chorro de agua. Siente como la máscara que lleva comienza a deshacerse. Mira hacia abajo. Ve los trozos que caen al agua y son arrastrados hacia el resumidero. Finalmente, el agujero los traga con un sonido como de ahogo. Pero no - se fija bien: no son trozos de máscara - es su propio rostro. Su grito es repetido en eco por las paredes del baño blanco sin sombras.

Imaginemos el intento de escape: Por las noches, se saca la máscara y la coloca, ordenada, en el primer cajón frente al espejo. Lo único que ilumina la casa es la luna. Es el momento de escapar. Primero prueba las ventanas: ve a la vecina sentada en enagua leyendo un libro sobre su propia vida. Golpea los cristales y la llama. Nada. Corre a otra ventana: el vecino bancario, joven, pulcro. Sabe que encarga mujeres por teléfono. Llegan en taxi y entran. Él las posee de varias maneras, pero no las toca, no las besa, ni les habla. Es una posibilidad! golpea las ventanas y le grita pidiendo ayuda. Nada. Finalmente prueba las puertas. Sabe que se abren sólo cuando lleva máscara, pero cada noche lo intenta hasta que se rompe las uñas. Cansado, se duerme sobre la alfombra.

Imaginación final - la escena del amor: Ve a esa mujer todos los días en el tranvía. Sube tres paradas después que él. A veces la ve correr, pues el tranvía se le va. Ella sube, se sienta, saca sus lentes y lee, sonríe en silencio. Una mañana de tormenta está toda mojada, viene con la camisa pegada al cuerpo, el pelo le gotea. Él no puede soportarlo más, se acerca y le dice que la ama. Ella se coloca los lentes y le mira la máscara. Él se coloca los lentes y mira la hermosa máscara de la mujer.
Pieza de motel. Están los dos frente a frente, desnudos, sólo portan esos apéndices sobre sus rostros. Se acerca a la mujer, le toma la mano y la ayuda a quitarle la máscara. Después, él le saca la máscara a ella. Son doce minutos para las doce.
Una mujer sola a luz de la luna en una pieza de motel. Nuevamente ha esperado en vano. A las doce se coloca el abrigo, echa el resto de la ropa en un maletín y sale a la calle. Camina por la ciudad - quizás esta noche logre escuchar los golpes en las ventanas y los gritos de auxilio. Si los escucha sabrá, al menos, que no son sus propios gritos, que no es ella, aunque amanezca con las uñas quebradas.

Las imágenes han sido tomadas de "Fly Trap", una obra de Ray Caesar.

15 comentarios:

Ángel mutante dijo...

Estoy sobrecogida de espanto. Sobrecogida de placer por tu admirable prosa, por tu seductora y escalofriante imaginación. Casi estoy tentada a llevarme esta máscara y seguir caminando por la ciudad con ella y no volver nunca más por este barrio.
Estoy emocionada y angustiada porque me has desnudado como pocas veces lo han hecho.
Si fueses mi verdadero psiquiatra creo que tendrías mucho más éxito con este tratamiento literario que tantos imbéciles que me tratan de loca y de puta me hacen rondar por distintos fármacos: todos repulsivos, todos endemoniados de soledad y vómito.
Esa es la clave de este relato magistral: la soledad. Las máscaras tratan de seducir a la soledad, de engañarla, de tenderle trampas y a veces resulta y otras veces es peor y todo termina yéndose por el resumidero.
Este oficio de las máscaras, al menos me ha permitido encontrar alguna gente linda como tú, como mi Ángel Guardián, como Eli, Elisa, El Gato, Nina, Yole y varios más que me han acogido con mis máscaras y mi locura.

Pero como nada de esto es demasiado real llegó el momento de cambiar una vez más de máscara y proceder al ritual de la despedida.
Y lo voy a hacer a toda orquesta. Primero lo llamas a mi Ángel Guardián para que contemple la escena. Estás ahí, Hansito?
Me calzo la máscara más lasciva... la que recorta mejor mi cuerpo contra la luz de tus ojos nocturnos... y así sigo el juego, me voy desnudando lentamente. Primero las alas, pluma por pluma, como quitando culpas y depravaciones, después la blusa de seda negra, el sostén negro (¿les gusta cómo se ven mis pezones pintados con labial negro: uno para tí Doc, otro para mi ángel guardián, pueden saborearlos durante tres minutos cada uno). Todo continúa en mi ombligo, dibujo con el dedo -previamente humedecido en mis profundidades- ambos nombres, los de mis dos ángeles del placer en este juego de las máscaras: Doc y Ratón. Y seguimos descendiendo, y me abro, y me acaricio y me gusta como me miras Doc y cómo te sujetas esa máscara de salvaje, y llegamos a la falda que cae como un ejército bajo el fuego de la artillería de mis amados, y los calzones también caen como hojas de otoño y los zapatos de tacón me los dejo puestos para que puedan estar más cerca del cielo y vean cómo bailo desnuda para ustedes. sé bailar desnuda para mis machos y lo hago con gracia y lujuria. Muevo las caderas cadenciosamente y me acaricia las nalgas y el sexo y los salpico con mi caballera de estrellas fugaces.
Y eso es todo. Ya estoy doblemente desnuda, porque así lo has querido Doc Savage Jr. Y te estoy infinitamente agradecida.

Un beso en la máscara de tu frente y otro beso en tu soledad y el último beso en tu amor por las máscaras de todas estas letras salvajes.
Chaoooo.
Gracias.
Fue muy hermoso.
Gracias.

Ángel mutante dijo...

Doc. Por qué elegiste el Ángel Gárgola, y no el Exterminador, el de la Odisea, el de la Pasión, el de la Masturbanda o el Ángel Ruin?
Dime por qué ese?
Otro besito, no electivo, sino obligatorio.
Chaoooo.

Ángel mutante dijo...

Elegiste magistralmente las imágenes.
Beso tu máscara con lengua de pitonisa.
Chaoooo.

Sandra Carrasco dijo...

Bravo...Me encantó!!!, esta bueno como para película de la dimensión desconocida.
Un Abrazo

Anónimo dijo...

Que puedo decirte , soy demasiado poco para opinar, pero si se lo que me gusta y esto me encanto , un beso

Paitoca dijo...

Sacaste toda máscara a nuestra ángel (permíteme decir nuestra)...pero veo que no quedó indefensa, fortaleció su presencia y brilló frente a vuestros ojos.
Un abrazo desenmascarado para ambos,
Pame.

Miss Mag dijo...

¿Cómo se puede vivir con tantas identidades? ¿ o con ninguna?.
Bello texto y buena respuesta del ángel de identidad difusa.

Anónimo dijo...

Me gusto mucho,pero,como que estas medio dramatico ultimamente!
En fin,la vida es una tragicomedia!.

Ay,bendito Dios por la siempre util y nunca bien ponderada mascara de "emergencia" ,esa que saca de apuros cuando la que traemos no es la adecuada para la "escena" del dia!.
Un abrazo y beso a los cuatro!.

Piuke dijo...

Las lágrimas no dejan de caer, la soledad se ha posesionado de una imagen única y fantasmal.
Será él, será ella, no lo sé, pero el abismo infranqueble y el vacio me estremecen.
No existen triunfadores, sólo palabras y palabras que sacian y protegen y buscan desesperadamente encuentro y
re conocimiento.
Felicitaciones por tan memorable escena
un beso

unsologato dijo...

Master Doc!!!
Un relato mayúsculo. Estremecedor. Algo que nos toca a muchos porque somos varios los que usamos máscaras. Ya alguna vez lo dijimos: están los de nombre propio y los de pseudónimo, pero eso da lo mismo, la máscara es esa forma de asumir la escritura y ver el mundo a y través de ella.
Impresionante relato. Aplausos. Aleluyas. Salutaciones.
Esperemos que el Angelorum no recurra a la sobredosis después de esto. Y las respuestas del Ángel también se agradecen. La platea emocionada por este intercambio.
Les dedico a ambos el concierto para violín de Elgar... y por Menuhim, nada menos.
Abrazoceánico felino vivace!!!
Buena semana, che!!

Srta. Lee ® dijo...

CLAP CLAP CLAP!
ME ENCANTÓ! Tus escritos siempre son agradables, pero éste...increíble ;)
Abrazos y buena suerte :)

Hans Lazzaro dijo...

Querido amigo: gracias a tus palabras, tu y yo hemos sido espectadores de la desnudez más absoluta, sensual y sincera de nuestro Ángel Gárgola. Con tu ayuda, la mía y de todos los amigos Blogger, Ángel es alguien mucho más sonriente de que lo era antes.

Felicitaciones por lo hermoso y lo bien logrado. Las imágenes, bueno, excelentes.

Saludos!

franhilz dijo...

Bueno, gracias s todos por darse el tiempo de leer estas cosas y por las felicitaciones a este aprendiz de Doc Savage, que trata de vez en cuando e escribir algo casi en serio.

La dedicatoria al Ángel resultó ser algo más que difícil: no podía ser una mera repetición de su alegoría de alas y plumas, de su condenación y de su auto-violación constante.
Pero sí, debía poseer el dramatismo del Ángel debía tenr ese caminar por el borde del precipicio.
Debía tener ese sinfín de personalidades que el mismo Ángel se arroga - un carrusel de máscaras, eso debía ser.
Un juego entre el amor, el odio, la pareja y la soledad - pero más que todo, debía ser algo en que los personajes se juegan el todo por el todo, que es la característica más sobresaliente de nuestro Ángel. Lo que deefine al Ángel es la Totalidad. Es el ir hasta el final, y si puede más allá.
Y eso es, también, una máscara de velocidad que él se pone - para no reconocerse a sí mismo siquiera.

Bueno. Eso resultó. Me alegro que al Ángel le haya gustado, mucho! como dijo. Y que ustedes hayan pasado unos buenos minutos leyendo la dedicatoria.

Nos vemos!

Ángel mutante dijo...

Una vez más te equivocas, mi querido Doc, no me gustó mucho, me fascinó.
Y esta última exégesis de mi mutante personalidad me la llevo prendida de las alas y brindo a tu salud.
Seguiré caminando al borde del abismo. Y ustedes gozarán del espectáculo y la tentación de tenderme una mano, como tú lo has hecho, o darme un empujoncito, para que me pierda.
En el fonde de este juego, ambas hipótesis sos irrelevantes, lo que cuenta en definitiva son las máscara mutantes que adoptan las letras. Este ángel de lujuria y prozac es una humilde servidora de ese destino.
Esta vez te beso con todo el respeto que te mereces, porque eres uno de los blogger más fascinante de este juego.
Y bueno, el último besito sí es más encendido y alcanza tus alturas de fuego.
Chaooooo.
GRacias, una y mil veces más.

Anónimo dijo...

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