25.1.05

tres lluvias


De patio

llueve todo el día
sobre el patio solo
la tierra esponja
el reloj tictac
perdido entre maceteros
por la tarde, del suelo espeso
salió una lombriz rosada
le dió cuerda de nuevo

De desierto

No cae del cielo
viene de lado
la lluvia del desierto
se mete por debajo de la camisa
y sube por la espalda
a las mujeres les trepa por la falda
y les moja los muslos
trae arena, greda
y tierra de cavernas
en la mañana en tu bolsillo
huevitos de escarabajos persas
alas de mosca egipcia
y en la esquina de la ducha
brota flor de lamparita china

De salto de agua

un sendero en el bosque
una catarata en un claro
el agua estalla en la roca
y se eleva el rocío
como nube de mariposas
te moja el rostro
se posa en tu boca

2 comentarios:

Cpunto dijo...

Qué lombriz poderosa, daba cuerda a su reloj en el patio de la casa, mientras, todos los demás insectos, mudos y circunspectos, observaban el ritual, y se turnaban luego, para invitar a cenar a la lombriz rosada, dueña del tic tac de las lluvias,

poemas para niños encantados
es decir, para nosotros

franhilz dijo...

Los otros bichos pasaban la lluvia inacabable con paciencia. Tejían bufandas, dibujaban, reparaban telares, horneaban pan, leían, escribían cartas de amor o simplemente se empupaban en alguna esquina y se ponían a esperar la primavera.
Todo dependía de su estado de ánimo.
La lombriz de tierra vivía sola y se había ofrecido de voluntaria con el changuito del reloj.
El reloj estaba entre maceteros viejos, quebrados por raíces que buscaban libertad, entre yerbas plantadas en tarros oxidados. Cerca de él había un cristal de anteojo también perdido hacía años. Era de los lentes del bisabuelo. Sus lentes habían perdido un cristal después que había escrito una larga y enojada carta a Don Bernardo O'Higgins. Leyó por años con un solo ojo.
El reloj era más joven en el mundo perdido - en realidad, había sido escondido allí por un niño que no quería crecer.